La concentración del sector y la alta liquidez obtenida a través de las líneas TLTRO III claves en esta paradoja
Un reciente análisis de ADICAE demuestra prácticas cuestionables, así como un mercado muy fragmentado por países
En un año de récords de cotización y resultados las principales firmas españolas apenas ofertan depósitos entre los consumidores españoles. Ya son varias las ocasiones en las que el BCE o el Ministerio Economía han llamado la atención a estas entidades por esta anomalía, pero salvo leves movimientos, las entidades más representativas permanecen a la espera.
De las firmas cotizadas, tan sólo CaixaBank ha respondido a estos requerimientos ofertando entre sus clientes un depósito al 1% TAE anual bonificable hasta un 2% cumpliendo una serie de requisitos, como la contratación de seguros de vida, salud y/o hogar, contratación de una alarma o domiciliando ingresos superiores a 600€ durante 6 meses.
BBVA también ha movido sus cartas ofertando un depósito al 2,75% TAE. No obstante, esta oferta no figura en la página web de la entidad ni es accesible para los consumidores sin el beneplácito o consentimiento de la entidad. Sólo se oferta entre clientes seleccionados.
El resto del sector sí que ha mostrado más interés por la comercialización de un producto de ahorro básico, motivados tanto por el mandato implícito del BCE como por la necesidad de ampliar su participación en un mercado altamente concentrado.
La oferta, no obstante, puede resultar engañosa pues presenta en muchas ocasiones prácticas de venta cruzada, alta vinculación o la necesidad de contratar fondos de inversión para acceder a las rentabilidades prometidas.
Al otro lado de la frontera, la situación es bien distinta. BBVA, Banco Sabadell o Santander tienen grandes intereses económicos en otros países europeos. Su menor cuota de participación en estos mercados les obliga a ofertar este tipo de producto para ampliar su red de clientes. De esta forma, alguna de estas entidades llega a ofertar depósitos con rentabilidades que superan el 4% TAE e incluso llegan al 5% TAE en algunos supuestos. Una práctica que produce un agravio comparativo entre los consumidores españoles y los del resto de países en los que operan estas entidades.
La oferta europea se encuentra muy fragmentada y varía mucho de un país a otro en función de sus circunstancias particulares, pero la totalidad de los países analizados presentan algo en común, la agitación del mercado por parte de las entidades puramente digitales.
El nivel de educación financiera de los consumidores españoles también juega un papel crucial en su contra. El miedo o el recelo a cambiar de entidad financiera para obtener una mejor oferta o trato, o el envejecimiento de la población y su exclusión hacia canales eminentemente digitales permiten que las entidades maltraten a sus clientes sin repercusiones aparentes.